EL MESÍAS RE-ORQUESTADO POR MOZART.
El Mesías, es sin duda es una de las obras más importantes de la literatura musical de todos los tiempos, escrita en un momento clave de la vida de Georg Friedrich Haendel, cuyo estreno, además de la enorme impresión que causó, se transformó en un enorme suceso, éxito que se ha mantenido a través del tiempo; entre las razones largamente analizadas encontramos sus grandes valores musicales y un profundo sentido espiritual.
Wolfgang Amadeus Mozart, gran admirador de Haendel, realizó una estupenda re-orquestación del oratorio, aún más, algunas partes de su música religiosa, están evidentemente inspiradas en su estilo; en el caso del Mesías, esta nueva mirada le otorga mayor peso y grandiosidad a ciertos números, pero es evidente que esta “intromisión” no desvirtúa en lo más mínimo el espíritu del original.
Es extraño encontrar coros y orquestas que no se hayan sentido atraídos por su fuerza y belleza, por eso cuando el CEAC de la Universidad de Chile, decidió programarlo con motivo de Semana Santa, sabían que el éxito de público estaba asegurado.
La Orquesta Sinfónica de Chile, el Coro Sinfónico y la Camerata Vocal de la Universidad de Chile, cuatro solistas, todos bajo la dirección de José Luis Domínguez lo interpretaron ante un público que colmaba el Teatro Baquedano.
La versión que se escuchó en su primera función, fue de luces y sombras, con algunos momentos muy logrados, en particular algunos coros y arias de la soprano, pero en general la versión adoleció de expresividad, fue bastante plana, incluyendo originalidades demasiado sorprendentes, como el hacer cantar a los solistas, las partes en semicorcheas de los coros durante la primera parte, lo que no solo restó presencia al coro –no olvidemos la importancia que le concede Haendel en sus obras-, sobre todo perdió expresividad dramática de esos números, otra fue cuando convirtió la sección para violines primeros y segundos en la fuga del Amén final, en un dúo de solistas, en ambos caso no objetamos la calidad de los intérpretes, lo que objetamos es que esos momentos se desperfilaron.
Si bien puede pensarse que al intervenir Mozart la obra, pudiera obviarse el estilo barroco, creemos que ello es un error, pues al observar algunas obras para teclado de Mozart, este imita perfectamente el estilo, siendo puntilloso en las articulaciones rítmicas; en la versión escuchada -a manera de ejemplo-, los saltillos fueron desdibujados, tocándose muy blandos.
Un logro importante de Domínguez, es haber recuperado el buen sonido orquestal, pero descuidó el balance con los instrumentos aportados por Mozart (maderas y bronces), perdiendo peso las cuerdas y en al mayoría de las veces, perjudicando a los solistas.
El Coro preparado por Juan Pablo Villarroel, mostró una sólida preparación, cantando bella y expresivamente, y notablemente bien en la segunda parte, aunque el Halleluja provocó la más entusiasta respuesta del público, algunos insignificantes desajustes de pulso en otros coros, se pueden atribuir al amplio gesto del director; no obstante el gusto de los coristas por la obra, supera cualquier objeción.
Los solistas, tuvieron suerte dispar, destacando la solidez de la soprano Nora Miranda, que cantó con ajustado estilo y bella voz; ella posee una versatilidad que le lleva a enfrentar exitosamente gran variedad de estilos, desde la música más antigua a lo contemporáneo.
El tenor Felipe Catalán, tiene hermoso material y si bien la tesitura no le acomodó siempre, pudo salvar todas sus intervenciones con gran musicalidad, su primera aria y el Rejoice, cantado generalmente por soprano, fueron sus grandes momentos, aunque en momentos el excesivo volumen de la orquesta, le hizo escuchar con dificultad.
La contralto Ana Isabel Navarro, además de poseer un volumen muy escaso, en esta oportunidad cantó en forma muy inexpresiva; el barítono Arturo Jiménez tiene un bello material, pero en la tesitura grave en prácticamente inaudible, las partes agudas le quedan más cómodas, pero al parecer este estilo, no es el que más le acomoda.
Sin duda el volver a interpretar El Mesías es un aporte significativo, siendo de particular interés el hacer la versión re-orquestada por Mozart, no obstante a pesar de las objeciones que encontramos en la primera función, no nos cabe duda que en las subsiguientes, la versión mejorará ostensiblemente.
Gilberto Ponce. (CCA)