ORQUESTA CLÁSICA USACH EN EL GAM.
Bajo la dirección de Nicolas Rauss, la Orquesta Clásica USACH, ofreció un interesante programa dedicado al Clasicismo, en el que se incluyeron obras de uno de los hijos de Bach, también de Mozart y Haydn.
El resultado se puede calificar de bastante satisfactorio, dado el rendimiento de la orquesta universitaria, y por el hecho de contar con la estupenda solista en piano Paulina Zamora, de destacada carrera en nuestro país y en el extranjero.
Ante la ausencia de un programa de mano, algo incomprensible, dado la procedencia de la orquesta, y el lugar donde se realizó, el GAM (Centro Cultural Gabriela Mistral), el director Nicolas Rauss, introdujo el programa con una muy simpática intervención, vestido con una informal chaqueta, y aludiendo a su “hermano” director que se encontraba en camarines esperando actuar.
Su trabajo fue muy bien recibido por el público, debido a que abordó lo relativo al período, compositores y las obras que se interpretarían.
La Sinfonía en Do de Johann Christian Bach, fue sin duda un acierto, en cuanto a estilo, manejo de contrastes y balance instrumental, pero sobre todo alabamos la gracia que Rauss le impregnó a la versión, pensamos que en ella se observó lo que consideramos el mejor rendimiento orquestal.
La obra que permanentemente recuerda a Gluck, fue delineada con precisos diálogos entre familias y enorme claridad de las líneas melódicas, destacaremos el diálogo del tercer movimiento entre las cuerdas, cornos y maderas.
Luego Paulina Zamora interpretó el Concierto Nº 23 en La mayor K. 488 para piano y orquesta de Wolfgang Amadeus Mozart, cuyo inicio orquestal fue dubitativo, pero luego en el desarrollo se armó perfectamente antes del ingreso de la solista, en ella destacó su musicalidad, extrema pulcritud en digitación y bellos fraseos, realizando hermosos diálogos con la orquesta, no obstante a pesar de la sincronía entre solista e instrumentos, se produjeron en algunos momentos pequeños desajustes de pulso, en particular en el enlace de la estupenda cadenza desarrollada por Paulina Zamora en el primer movimiento.
El segundo movimiento fue un logro mayor, que se inició con la hermosa introducción de la solista, que lo impregnó de una expresividad poética, la orquesta replicó el carácter que impuso Paulina Zamora, produciéndose una sintonía que elevó la versión a verdaderas exquisiteces, y por solo mencionar uno, el pizzicato que acompaña al piano en una de las secciones.
En el tercero fue vibrante el carácter que impuso el piano al comienzo, que luego, e inexplicablemente, fue moderado por la batuta, tal vez para evitar accidentes, como algunos que se esbozaron en las maderas.
A pesar de ello Paulina demostró todo su virtuosismo en el más riguroso estilo; las ovaciones lograron que la solista ofreciera como encore el Preludio en La del Libro segundo del Clavecín bien Temperado de J. S.Bach, en una entrañable versión
Para finalizar, se interpretó la Sinfonía Nº 92 en Sol mayor, llamada Oxford de Joseph Haydn, en una versión que la encontramos demasiado cercana al romanticismo por lo ampulosa en sonoridad.
La solemne introducción lenta, fue expresiva y delicada, luego en el allegro, se dibujaron las figuras y diálogos con gracia, pero tal como señalamos, creemos que le faltó liviandad.
El segundo movimiento se caracterizó por la expresividad y los fuertes contrastes, tanto como por el hermoso canto del oboe.
El Minueto se marcó por un carácter poco lúdico, y con dinámica pareja en forte, incluso en el trío, donde se pudo contrastar más.
La fuerza y una expresividad no tan clásica, marcó el movimiento final, en el que se produjeron algunos pequeños desajustes de pulso, y tal vez un exceso sonoro del timbal; no obstante el brillo de la música y el buen sonido instrumental, lograron que la versión fuera largamente aplaudida.
Un concierto que habla bien del trabajo que ha venido realizando el maestro Nicolas Rauss, con la Orquesta Clásica USACH.
Gilberto Ponce. (CCA)