PIANO POR TRES EN LA CAMERATA DE LA UNIVERSIDAD DE LOS ANDES.
No es para nada usual, que todas las obras de un concierto, tengan como instrumento principal, al piano, y esto fue precisamente lo que ocurrió en el tercer concierto de la Temporada de la Camerata de la Universidad de los Andes, que dirige el maestro Eduardo Browne.
Donde recibieron como invitada, a la destacada pianista y profesora Paulina Zamora, que abordó el inusual desafío de transitar tres diferentes estilos, de acuerdo a las obras en que intervino.
Repertorio que tuvo como eje, mirar hacia el período Barroco, desde diversos enfoques; primero, y como era de esperar, el Concierto para piano y orquesta de cuerdas en La mayor, de Johann Sebastian Bach, que mostró la musicalidad y solidez técnica de Paulina Zamora, evidenciando claridad de fraseos e intencionalidad, en un certero estilo.
En el Larghetto, fue notorio, el canto en la solista en su diálogo con la orquesta, posteriormente en el Allegro final, destacó la precisión en las figuras, así como el carácter que le imprimió,
La orquesta, tuvo un rendimiento irregular, con momentos muy logrados, pero en la dinámica piano, el sustento tendió a perderse, resintiéndose además la afinación, mientras que las figuras rápidas, no tuvieron la precisión necesaria.
Posteriormente, se escuchó en estreno absoluto, la Fantasía barroca para piano y orquesta de cuerdas, de la compositora chilena Karina Glasinovic, obra que transita desde lo barroco, hasta alusiones a la modernidad, incluso con guiños a Piazzolla.
Luego del atrayente comienzo, se inicia el diálogo del piano con la orquesta, con algunas secciones de gran exigencia, en una especie de síntesis de estilos, porque a la forma barroca, que tiene, se suman otros, donde se intuyen hasta guiños irónicos, que le otorgan singular atractivo.
La sección central es cantabile, y bastante sensible, destacando la belleza de una sección, en que el piano, es acompañado por un hermoso pizzicato. Nos pareció muy atrayente la sección en que un trémolo de la cuerdas, tiene como respuesta, un desarrollo barroco en el teclado, luego, antes del final, una sección fugada, tiene una poderosa progresión, para finalizar con un vuelco típicamente barroco.
Paulina Zamora, mostró una acabada compenetración de la hermosa obra, transformándose en factor esencial en el éxito conseguido, arrancando grandes aplausos del público; la orquesta respondió eficazmente a cada gesto de la batuta de Browne.
Finalizaron con Concierto Grosso, para cuerdas, con piano Obbligato, de Ernst Bloch, donde se aprecia una mirada al barroco, desde un prisma moderno; se trata más bien un concertante con piano, que requiere de una batuta que equilibre, el peso sonoro tanto del piano, como de las cuerdas, en este sentido, Browne consiguió un señalado éxito, además es necesario señalar, que el rendimiento orquestal fue en esta obra, bastante superior, permitiendo a Paulina Zamora, desarrollar en plenitud su musicalidad, pues el resultado de los diálogos, fueron del mejor nivel; se trató de una versión de gran expresividad, en la que algunas pequeñas deficiencias en el acompañamiento, no opacaron el resultado final.
Paulina Zamora, asumió en esta obra, un rol menos protagónico, aunque de vital importancia para el éxito logrado.
Debemos dejar constancia, de un detalle de gran importancia, que afectó la sonoridad general, el micrófono, que sirvió a Browne, para introducir las obras, no se apagó, afectando el buen resultado, en particular, en la obra Bloch, donde solo se escuchaba el concertino, mientras solo se “veía” tocar a los otros violines primeros.
Gilberto Ponce. (CCA)