ESTIMULANTES BODAS DE FÍGARO EN LA UC.
La puesta en escena de Las Bodas de Fígaro, una de las óperas más complejas de montar de Wolfgang Amadeus Mozart, llegó hasta el Centro de Extensión UC de mano de la incansable Miryam Singer, en una coproducción de “La Ópera UC, Taller de ópera IMUC y la Orquesta de Cámara de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso.
Como es habitual Miryam Singer se hizo cargo de la Regie, escenografía, vestuario, e iluminación, además de la producción general, consiguiendo un logro de magnitud demostrando que no es necesario contar con grandes medios si se tiene imaginación y buen gusto, pues con escasos medios logró dar vida a los complejos enredos que plantea la trama, en un todo coherente que hizo que todos los cantantes se convirtieran en eficaces actores del argumento de Lorenzo Da Ponte, que no da tregua en sorpresas en medio de una agilidad que a veces es casi desatada. Creemos que en esta aspecto se encuentra un logro mayor, por la limpieza de movimientos de solistas, dúos, tríos y concertatos en los que a veces participa además el coro preparado solventemente por Javiera Lara.
En una cámara negra se montó la escenografía consistente en solo tres puertas en sus marcos, una atrás y dos en los costados, permitiendo ver a quienes se acercaban o escondían, allí un sillón grande y otros pocos muebles, que a veces los mismos intérpretes movían con acierto profesional, el complemento estuvo en un acertadísimo vestuario que identificó muy bien cada personaje, es preciso mencionar la escena del jardín nocturno, brillante en su solución.
Pablo Alvarado condujo a la Orquesta de Cámara de la PUCV, lo hizo con bastante acierto, con solo escasos momentos confusos en su conjunto, y otros de notable musicalidad y belleza, particularmente en las partes piano de la segunda parte; la orquesta respondió en forma admirable y con profesionalismo; homogéneas y musicales las cuerdas, bello sonido en maderas, con los cantantes, su gesto fue suficientemente claro, haciéndonos creer que bien puede enfrentar otros desafíos líricos. El continuo de Maribel Adasme preciso y musical acompañando los recitativos.
Pero en nuestro comentario aludimos a lo “estimulante” que resultó la producción en general, no obstante pensamos que lo más alentador está en el grupo de jóvenes cantantes, todos ellos estudiantes de diversos niveles, pero capaces de mostrar una proyección que asegura el relevo generacional expectante. Lo anterior habla muy bien de sus maestros y del trabajo que vienen realizando.
Asimismo debemos reconocer la intuición de Miryam Singer para escoger a los once protagonistas que dieron vida a estas Bodas de Fígaro.
Y si bien es preciso establecer categorías entre ellos, no significa esto un menoscabo del talento que cada uno de ellos proyectó con su actuación.
Arturo Espinosa abordó el rol de Fígaro, lo hizo con soltura, simpatía y la gracia precisa, teniendo como sustento el cálido y hermoso material vocal que posee, su actuación que atraviesa por diversos estados anímicos de Fígaro, fue sobresaliente.
Molly Flanagan fue sin duda toda una revelación, supimos que está en su año de egreso, pero se muestra ya como una profesional hecha y derecha, creemos que estamos ante una cantante espléndida, con notables dotes de actriz, y si a ello agregamos que es bellísima, se explican las ovaciones que recibió al final, su desempeño como Susanna la novia de Fígaro, conquistó desde el inicio por la gran cantidad de matices que le otorgó a su papel, frasea impecable, tiene afinación perfecta y no precisa mirar al director; sin duda alguna, está destinada a tener una gran carrera.
Juan Contreras Armijo fue el Conde de Almaviva, tiene un gran material con algunas franjas de gran belleza y es musical, su juventud atentó un poco para dar el perfil del mundano personaje, no obstante si trabaja bien el aspecto actoral, tendrá un promisorio futuro.
La Condesa cantado por Valentina Alvarado, mostró algunas dificultades en particular por problemas en la afinación que restaron calidad a su presentación, pues cuenta con un hermoso timbre, pensamos que se trata de un problema de apoyo, pues en los grupos el problema desaparece, asimismo estimamos que debe trabajar lo actoral.
Cherubino fue otro de los puntos altos de la puesta, el rol lo cantó Vanessa Rojas, tiene muy hermosa voz y naturalidad en actuación, creó un personaje vital a la vez que ingenuo en sus enamoramientos, así como en las diferentes y divertidas situaciones en las que se involucra.
Marisol Vega debió ser caracterizada de vieja para asumir como Marcellina, rol al que otorgó divertida prestancia; algo similar ocurrió con Matías Bustos que tuvo singular éxito con su Bartolo. Muy histriónico como actor y con poderosa voz se vio a Diego Arellano al recrear al intrigante Basilio.
Roles menores pero de gran importancia en la trama tienen Pablo Santa Cruz, Marco Marchant y Florencia Novoa que abordaron con musicalidad y prestancia vocal los papeles de Antonio, Don Curzio y Barbarina respectivamente.
Una producción largamente ovacionada por el público, formado en gran por jóvenes que gozaron intensamente esta notable producción de Las Bodas de Fígaro de Miryam Singer.
Gilberto Ponce. (CCA)