INTERESANTE DIRECTOR JAPONÉS EN LA SINFÓNICA.
Creemos prematuro emitir un juicio, sobre los valores del director japonés Yuki Kakiuchi, que debutó junto a la Orquesta Sinfónica de Chile, en el concierto recién pasado.
Las razones estriban, en que el programa, tuvo solo una obra para orquesta completa, el resto, dos de ellas para cuerdas y otra solo para trece instrumentos de viento.
Su gesto es claro, y al parecer gusta de los tempo rápidos, buscando de esta forma expresividad; encontramos que el resultado de su primera presentación, tuvo momentos brillantes y otros no tanto.
La presentación la inició con el Réquiem para cuerdas de Toru Takemitsu, obra breve, concisa, de lenguaje posromántico, con atisbos más modernos, incluso recordando levemente el lenguaje de Bartók; la versión fue muy expresiva, manejando el director muy bien contrastes dinámicos, así como los diálogos planteados, además es preciso destacar, que consiguió una hermosa sonoridad de las cuerdas.
Continuó con la hermosa Fantasía sobre un Tema de Thomas Tallis, de Ralph Vaughan Williams, obra también para cuerdas, que se interpretó observando la distribución original, para grupo pequeño, contrastándose con el tutti y un segmento de este.
La versión, se alejó del espíritu melancólico que la envuelve, tomando un tempo muy vital, con el que acentuó la expresividad, manejando muy bien diálogos y contrastes, realzando fraseos y articulaciones; debemos destacar aquellas secciones que tienen como instrumentos solistas al violín, la viola y chelo, por su gran musicalidad.
La segunda parte, se inició con la Serenata para trece instrumentos de viento de Richard Strauss, obra temprana en la que su autor, no define aún plenamente sus corrientes estilísticas.
Pensamos que la mayor dificultad de la versión, estuvo en la poca costumbre de los músicos sinfónicos, interpretando música de cámara, por ello a pesar que Kakiuchi, intento manejar balances y fraseos, la versión resultó floja en intencionalidad, desbalanceada, sin mostrar claramente, hacia donde iba, debido a que la continuidad melódica, no fue para nada clara.
Los cornos, prevalecieron sin contrapeso, opacando el sonido de las maderas, y a pesar de algunas secciones o frases muy logradas, estas no alcanzaron para un óptimo resultado.
El famoso Poema sinfónico Don Juan, también de Richard Strauss culminó la velada; en el, una vez más la velocidad fue la constante, aunque en esta obra, sí hay partes que lo requieren, por ello consideramos que el mejor y musical contraste, se dio en aquella lírica sección donde destaca el oboe solo, por la expresiva sensibilidad lograda, en la que además la sonoridad general, fue de gran belleza.
Y así, como la obra posee grandes contrastes melódicos y dinámicos, así también lo fue, el rendimiento instrumental, lamentablemente los cornos, tuvieron una performance, muy por debajo de aquellas jornadas, en las que han demostrado toda su musicalidad y profesionalismo.
En el resto de las familias, la sonoridad fue de gran nivel, con musicales contrastes, en una versión donde se privilegió la visión pasional y lujuriosa del personaje, aspecto muy bien destacado por la batuta.
Pero creemos que faltó destacar, aquellas secciones que hablan de la búsqueda incesante del ideal amoroso.
Estas razones son las que nos impiden emitir un juicio más definitivo sobre Yuki Kakiuchi, que hasta el momento nos parece un interesante director por descubrir.
Gilberto Ponce. (CCA)