EL MESÍAS DE MAURICIO WAINROT.
El Ballet de Santiago presentó con gran éxito de público, la reposición de El Mesías, coreografía de Mauricio Wainrot, que se estrenara hace casi 20 años con bastante éxito por el BANCH, en el participaron además el Coro del Municipal y un grupo de solistas, junto a la Filarmónica de Santiago dirigidos por Pedro Pablo Prudencio.
En esta ocasión muchos de los espectadores que concurrieron al espectáculo, lo hicieron pensando que el ballet se relacionaba con el contexto de la obra de Haendel. Puesto que además coincidía con las celebraciones de Semana Santa.
Sin tener conocimiento que Wainrot creó un ballet abstracto de danza pura, gatillado por la sonoridad del oratorio de Georg Friedrich Haendel, pero el desconcierto fue compensado con todo aquello que rodeó la coreografía.
Creemos que este trabajo, al revés de muchos otros, ha perdido el vigor inicial, resulta demasiado plano en su desarrollo, pues aunque se trate de danza pura, debe contener algún tipo de progresión, que en este caso al menos en el todo, no es evidente, asimismo el hecho que varones y bailarinas realicen movimientos muy similares, salvo contadas ocasiones, diluye los ejes de atención, no queremos hacer comparaciones odiosas, pero en trabajos de Balanchine, Uwe Scholz y la misma Pina Bausch, este factor está siempre presente .
Pensamos que tanto la escenografía y vestuario de Carlos Gallardo como la iluminación de Elizabeth Sirlin contribuyen a esta sensación, pues su minimalismo lo encontramos anodino, en vestuario este plantea una agotadora semejanza tanto en bailarinas como varones, con pantalones y blusas tipo peto, y solo hacia el final introduce en las bailarinas tutús largos sobre los pantalones, con resultado de gusto dudoso.
Wainrot al parecer no pretende resaltar figuras principales, las que solo gracias a su prestancia personal son capaces de destacar, como es el caso de Natalia Berríos, Andreza Randisek, Romina Contreras, o Rodrigo Guzmán, José Manuel Ghiso y Gustavo Echevarría entre otros.
No cabe duda que el notable profesionalismo del Ballet de Santiago, le agrega valor a este trabajo, convirtiéndose en uno de los grandes triunfadores, los otros que recibieron ruidoso reconocimiento, fueron los intérpretes musicales de extraordinario desempeño, quienes bajo la dirección de Pedro Pablo Prudencio, lograron en mucho momentos cotas de excelencia; el director logró de la Filarmónica de Santiago sonido noble y ajustado estilo, destacando muchas filigranas y contrastes dinámicos, algunos muy novedosos, este mismo trabajo lo consiguió con el Coro del Municipal de Santiago (Dir. Jorge Klastornick) con sus timbradas voces y sorprendentes coloraturas.
Los jóvenes solistas vocales cumplieron una destacadísima labor, Camila Guggiana la soprano sorprendió con su bella y cálida voz, ágiles coloraturas y musicalidad, Ana Navarro la contralto sigue mostrando sus notables avances, al volumen que agregó a su bella voz, la acompaña una natural musicalidad que la ha posicionado como un gran valor. El tenor Luis Rivas es musical, su timbre es cálido y tiene mucha prestancia al cantar, el barítono Ramiro Maturana mostró ampliamente todo su potencial, a su hermosa voz agrega estilo, impecable fraseo y musicalidad.
Al final de la función el público recibió con una merecida ovación al Ballet de Santiago, que ratifica el porqué ocupa el lugar de privilegio en nuestro país y en el extranjero, los mismos vítores recibieron Pedro Pablo Prudencio, los solistas, y el director del Coro reconociendo el meritorio trabajo realizado por todos quienes dieron vida a la parte musical de este Mesías de Mauricio Wainrot.
Gilberto Ponce. (CCA)