EL BANCH ESTRENA “BRASAS” DE LA COREÓGRAFA FRANCESA LEÏLA KA.
El Ballet Nacional Chileno BANCH, que dirige Mathieu Guilhaumon estrenó en su Teatro Baquedano, “Brasas” de la reconocida coreógrafa francesa invitada Leïla Ka, cuyo lenguaje atraviesa la danza contemporánea, la urbana tanto como el teatro danza, y en esta oportunidad además de la escasa música grabada, el soporte “musical” lo realizan los propios bailarines marcando el ritmo con sus pies descalzos, a lo que debemos agregar algo de canto desgarrado realizado por ellos mismos.
La coreografía plantea una idea que habla en general de la fragilidad del ser humano, con sus anhelos y frustraciones, a lo que nosotros sumaríamos la inmensa soledad en que se debate este ser humano, a pesar de estar inserto en una multitud, aspecto metaforizado en la celebración aparente de la fiesta de Año Nuevo, donde todos están al mismo tiempo tan juntos como distantes, intentando establecer algún tipo de relación, aunque esta incluso sea tóxica, en medio de una ambigüedad de vestuario (algunos bailarines varones con vestidos femeninos) y una iluminación que acentúa esa opresiva soledad, ya que al ser tan tenue los rostros tienden a no diferenciarse, por ello es que las interacciones personales son con entes y no con personas.
En este ambiente se desarrolla “Brasas”, al parecer otra metáfora de lo que se resiste e morir o tal vez a iluminar, lo que sería este grupo humano que busca alcanzar lo inalcanzable, “ser humano con otros”, como se ve algo complejo de representar, que la coreógrafa inteligentemente desarrolla con cuidadosa lentitud.
Al mismo tiempo el trabajo requiere de un cuerpo de baile tan homogéneo como flexible, con una enorme resistencia física que pueda soportar el no dejar de bailar durante toda la extensión del ballet, pues nadie sale jamás del escenario, mientras se transita por largos momentos de silencio, coreografiados también, estar alertas para las combinaciones rítmicas realizadas con los pies, e incorporarse naturalmente al “perpetum mobile” de la música de una fiesta juvenil, elementos que se alternan entre si, y como si todo esto fuera poco, cantar desgarrada y provocadoramente al público, como queriendo decir: <somos esto, y aceptándolo creemos que tal vez algún día encontraremos al “otro” que desesperada y angustiosamente buscamos, para salir de la celda de la soledad>-
En en este aspecto donde encontramos que el desempeño de la Compañía es sobresaliente y de extrema calidad, pensamos que este ha sido uno de los mejores trabajos que le hemos visto al BANCH por el sólido y parejo rendimiento colectivo e individual.
Desde la quietud de un compacto grupo silente, con personas vestidas de fiesta con cotillón incluido, se da inicio a la coreografía, luego en silencio una bailarina comienza con algunos movimientos, replicados más tarde por otros los que en una especie de “tema con variaciones” ,debido a que no imitan sus movimientos, ya que solo los varían levemente, así van surgiendo otros integrantes que realizan algo similar, repitiendo así el esquema hasta involucrar a todo el grupo.
Bastante hipnóticos resultan los fragmentos cuyo único soporte musical, son los diversos ritmos ejecutados solo con los golpes de pies en el piso, cuando realizan diversas figuras y líneas en distintas direcciones en el escenario, en cambio menos novedoso y rutinario encontramos toda la sección en base a música de una disco o fiesta juvenil, que recuerda con fuerza las coreografías de apoyo a cantantes populares.
Hasta que se llega al fragmento crucial donde todos de alguna forma bailan en pareja, pero sin entrar en contacto emocional alguno, incluso hasta cuando se llega a una cierta violencia, la desolación está marcada ahora por una cierta búsqueda de algo o alguien, y es cuando cuando empiezan a doblar la desolada canción que terminarán cantando incluso al borde del grito desesperado.
El agregado conclusivo (coda) pretende no tan claramente dar una especie de esperanza, sin que esto quede muy claro.
En todo caso la fuerza expresiva de todo el cuerpo de baile es de tal nivel que logra sobrecoger, por ello son justificadas las ovaciones con que el público premió el estupendo trabajo de cada uno de los integrantes del Banch, para la poderosa coreografía de Leïla Ka.
Gilberto Ponce (CCA)